Bolea celebró este sábado una comida popular en honor a Santa Quiteria
#Bolea (#Huesca)(#tradiciones).- Las romerías son uno de los acontecimientos más importantes de la vida de nuestros pueblos y desde noticiasenlacontienda nos hemos introducido en los entresijos de una de ellas: la de Santa Quiteria de Bolea, celebrada este sábado. El libro de la cofradía data de 1802 y entre las informaciones que cuenta aparece esta comida anual cuya tradición se ha mantenido prácticamente intacta con el paso de los años.
La cofradía de Santa Quiteria la forman más de 100 cofrades y cada año son dos quienes se convierten en priores y se encargan de toda su organización. Desde informar de como apuntarse, a comprar los ingredientes, limpiar las instalaciones, realizar la comida, recoger, cobrar la cuota… durante varias jornadas, ser prior les obliga a dedicarse exclusivamente a esta función. “Empezamos dos semanas antes con los carteles informativos. Luego hay que atender todas las llamadas y organizar todo lo de la comida. Así como limpiar con mucha delicadeza la vajilla ya que se trata de recipientes que podrían datar del siglo XVII”, explica Teresa Aguado, quien junto a Antonio Juncosa son los priores de este año.
Teresa comenzó a formar parte de la cofradía desde el fallecimiento de su abuelo y esta es la primera y con casi toda seguridad única vez que le ha correspondido ser priora. Recordaba vagamente cuando fue su abuelo quien tuvo que ‘dar la comida’ tal y como se dice popularmente a las funciones de los priores, pero era consciente de toda la tradición que se mantiene en esta romería. “No es una simple comida de vecinos, es mucho más. Hay una gran tradición respecto al modo de elaboración de la comida utilizando los mismos recipientes que antaño y con los mismos rituales. El menú, elaborado por garbanzos, carne y pepitoria, tampoco varía ya que en el se basa la tradición de la romería”.
La romería de Santa Quiteria siempre se celebra el sábado más próximo al 22 de mayo, día de su festividad, y aunque el trabajo de priores y familiares comienza varias jornadas antes con los preparativos, es a partir de las 24 horas del viernes cuando hay que ponerse manos a las obras. A la medionoche encendieron el fuego y fue a la 1 cuando el cocinero, Eloy Lapargada, vecino de Bolea que lleva más de dos décadas encargándose de esta función, comenzó a prepararlo todo. “Se ponen los garbanzos por un lado y la carne por otro y se pone alrededor de un gran fuego que se enciende en la cocina. La peculiaridad es que las cazuelas no se ponen sobre el fuego sino alrededor para que la comida se haga lentamente aprovechando el calor que se concentra en la sala. La pepitoria, por su parte, la comenzamos a hacer sobre las 5 de la madrugada y estuvimos dando vueltas sin parar a las tres vasijas durante cuatro horas aproximadamente”, relatan los priores quienes además de la inestimable ayuda del cocinero tuvieron que contar con familiares y amigos para poder cumplir con todas las funciones encomendadas. “Sin la gente que nos ayudan sería imposible, por lo que queremos aprovechar para agradecerles todo el esfuerzo”.
El sábado, día grande en esta celebración, se repartieron 140 comidas para unas 250 personas “es una comida contundente y con un plato comen varias personas”. Tras servir los platos, recoger y fregar, aun les quedó fuerzas para disfrutar de una jornada tan tradicional como festiva en la que no faltaron las jotas ni los acordes de guitarra. Tradición en estado puro.
