AMAR Y SERVIR COMO FORMA DE VIDA

El obispo Ángel Pérez cree que hay que volver a colocar a la persona en el centro de las prioridades.

#Barbastro (#Huesca)(#sociedad).- La Semana Santa es el momento más importante para quien vive en la fe cristiana, por eso desde noticiasenlacontienda hemos querido dedicar uno de nuestros reportajes a una persona que ha decidido transmitir el mensaje de Jesús como forma de vida. Se trata de Ángel Javier Pérez Pueyo obispo de la diócesis de Barbastro-Monzón quien lleva el control absoluto del tiempo desde que fue ordenado cura – 39 años y 28 días- y obispo – 4 años, 1 mes y 25 días-. Nacido en la localidad zaragozana de Ejea de los Caballeros y aunque fuera ordenado sacerdote en la Iglesia de San Nicolás de Plasencia de Cáceres, el obispo ama la tierra del Alto Aragón en la que vive y de la que se siente muy orgulloso. Para el obispo, como no podría ser de otra manera, la festividad más importante es la del próximo domingo, domingo de resurrección. “Si Cristo no hubiera resucitado, como dice San Pablo en la carta a los corintios (1Cor 15,14), vana sería nuestra fe. Sería el más ingenuo y necio de los hombres. Hoy, igual que ayer, el secreto de los cristianos sigue siendo el mismo: amar y servir «hasta que duela» a los demás, especialmente a los más desfavorecidos”.

Con el obispo hemos hablado de Cofradías pero también de problemas de la actualidad o de la situación que vive en estos tiempos la iglesia católica. A monseñor Ángel Pérez no le preocupe la ‘falta de fieles’, es más, asegura que se acabará haciendo una lectura positivo de todo esto. “Las crisis no me asustan. Son signo de crecimiento. Con sinceridad me pregunto quién goza hoy de buena salud. Da la sensación que que la humanidad entera se está desangrando imperceptiblemente por el desamor de sus habitantes…La palabra crisis viene del griego krino que significa depurar, decantar, cribar…discernir lo que es genuino de lo que es sucedáneo. Esto nos va a permitir depurar, es decir, enterrar definitivamente lo que está muerto o podrido, sanar lo que está herido y potenciar lo que está sano. Más me preocupan, si te soy sincero, aquellos que se creen rebosantes de salud y no quieren ver la enfermedad extendiéndose por todo el cuerpo, cultural y socialmente”.

Como muestra de esta ‘depuración’, la Semana Santa es un ejemplo de la vuelta a los orígenes, de la vuelta a la religión popular en forma de Cofradía. Sin atreverse a juzgar los motivos que llevan a cada cofrade a serlo, Ángel Pérez destaca la actual fidelización. “En cada persona existe una dimensión de trascendencia que emerge del fondo de cada corazón con más fuerza cuanto más se la quiere acallar. Me llama la atención la «fidelización» que están teniendo hoy día las cofradías, la vuelta de la religiosidad popular. Creo que en este tiempo tan convulso que nos está tocando vivir donde no hacemos pie nadie, es necesario un cambio de paradigma (mirada del mundo con los ojos de Dios). Volver a colocar a la persona en el centro de la vida. No sólo en el ámbito de la fe sino también en el ámbito social, cultural, económico, político…hemos de cambiar el paradigma. Pasar del valor instrumental al simbólico, es decir, pasar del hacer al ser”.

Para recuperar esa fe perdida, desde la diócesis Barbastro-Monzón están trabajando para conectar con la gente y que la gente conecte entre sí. Para ello han creado el ‘juego de las barajas de familias’ en el que cualquier persona puede servir a los demás. “Intentamos hacer visible los diferentes modos que tenemos de servir a los demás y de constituirnos en verdaderos «apóstoles de calle». La única razón que tenemos las personas para vivir con sentido y plenitud la vida, no es otra que amar y servir. Justo la misión que realizan más de seiscientos agentes de evangelización en los 247 pueblos de nuestra Diócesis”.

Con esa manera de ‘trabajar’ con sus feligreses, el obispo Ángel Pérez se ha ganado el cariño de todos. Una persona que quienes le conocen bien la consideran cercana y afable y que se sorprende de dichos calificativos. “Lo que me sorprende es que os llame la atención mi cariño, mi cercanía, mi sencillez, mi humildad…cuando yo soy el máximo beneficiado. Doy por uno y recibo por mil de cada uno de vosotros. Algo no debemos estar haciendo bien cuando tendría que ser lo normal ser cercano, sencillo, humilde, servicial, cariñoso. Es lo que nos reclama el Papa Francisco pero no siempre le hacemos caso”.

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Autor entrada: Patricia Arizon Bails